IMPERIOS, PANDEMIAS, NAVARRA Y LOS INCENDIOS EN AUSTRALIA

Máscaras de protección en la Edad Media europea

Algo que recordar

Se llamo Peste negra a la pandemia que asoló el mundo conocido, Europa, Asia y Africa, en el siglo XIV, especialmente en el periodo de 1346-1361. Se cree empezó en Asia Central y que se extendió con los ejércitos mongoles y las rutas comerciales. En 1347 y por vía marítima, desde Sicilia llegó a Europa. Avanzando unos 100 km al mes, su mortandad era del 50%. Se extendió un terror que ahora mismo no podemos ni imaginar. La gente abandonaba a los enfermos a su suerte. Se cree que pudo acabar con unos 100 millones de personas. En Europa, murió el 40% de la población. No afectó a América ni al África Subsahariana, todavía sin colonizar.  

En Asia y Europa, antes de la peste, hubo unos años especialmente lluviosos que provocaron una serie de malas cosechas y carestía de grano en una sociedad que se basaba en el trabajo humano y el cultivo de gramíneas para proveerse de hidratos de carbono, la energía primaria para la realización de ese trabajo. Las inundaciones consecuentes de esas lluvias también arrasaron los molinos que tardaron tiempo en poder ser reconstruidos. Hubo intentos políticos de control de la situación, pero no se pudo paliar el hambre. La primera causa de ese colapso demográfico fue, pues, una fenomenología natural que trajo a esa sociedad agrícola el hambre por falta de recursos imprescindibles para la supervivencia. La gente debió endeudarse, vender los animales de carga, que ayudaban en la productividad agrícola. También se contrajo el comercio. Se paralizó la industria. La Corona dejo de recaudar porque las personas ya no podían producir. Lógicamente, aumentó la violencia social, bandolerismo en las fronteras, enfrentamientos nobiliarios, conflictos locales…  Mucha población tuvo que moverse de sus lugares de origen hacia la ciudad, donde había servicios de beneficencia religiosa, con otros familiares…. Y esta movilidad de refugiados por hambre, fue otro de los factores de propagación de la futura epidemia. No fueron las ratas quienes extendieron la peste, sino personas empobrecidas, pululando, buscándose la vida, llenos de pulgas y piojos, que eran quienes la trasmitían realmente. Colaboró un verano lluvioso y caluroso, el mejor medio para propagarla. La Sociedad, teocrática, atribuyo el colapso a un castigo de Dios.

Corona Virus

Pandemia en Navarra

Aquí debió llegar por el Camino de Santiago. Se tiene constancia documental que Pamplona ya estaba infestada antes del 24 de junio de 1348. Desde Pamplona y Estella, dos paradas importantes del camino, se extiende a norte y sur rápidamente. Se interrumpen los trabajos, los campos no se siegan, por miedo a la enfermedad. La peste debió durar los meses de ese verano. Con el frío se extinguió, pero la situación fue trágica.  

Navarra fue un territorio muy castigado por esta pandemia. Perdió el 50% de la población en poco más de tres años. La primera y más importante de las mortandades tuvo lugar en 1348, pero la plaga volvió en cinco ocasiones más. En 1427 el reino medieval tenía una ¼ parte de la población que tenía antes de 1346. Fue un colapso del que Navarra no se recupero en cinco siglos. Este aterrador descenso ha sido denominado Catástrofe demográfica por los primeros estudiosos del hecho histórico. Hoy le podemos llamar Colapso Demográfico. Imagina, que la mitad de tu gente, muere en un solo verano….

Pandemias y crisis de valores como binomio de evolución.

Después de 1348 y con la gran mortandad, hubo una crisis sistémica en toda Europa. La gran pérdida de población incremento la movilidad social campesina, erosionando los lazos estamentales del Medievo. Se contrajo la producción agraria. La escasez de mano de obra incentivo la innovación. Y así, el gran desastre provoco cambios en esos estamentos. De todos, el más favorecido será la clase social urbana burguesa. Eran los más ricos de las sociedades feudales pero debían soportar las incompetencias políticas de la nobleza, en descomposición, y la usura del clero. Gracias a las mejoras agrícolas, había incrementado su capacidad comercial. Sus negocios en expansión necesitaban más mercado, abrir las murallas, reducir los tributos, caminos más seguros, el mismo castigo en todo el territorio para cualquiera que cometiera el mismo delito. Y un poder efectivo que hiciera posible ese castigo. Querían trabajar todavía más y mejor. El único poder que podía acabar con esa fragmentación geográfica, social y fiscal era la Corona. Entre ambos agentes,  construirán el Estado Nación Moderno, antesala de las Democracias parlamentarias representativas.  La peste aceleró la transformación de la sociedad medieval.

De todo lo que se transformó, quizás hubo un aspecto decisivo cuyos efectos nos alcanzan hasta hoy en día: El gran terror provocado por la peste agitó las conciencias de los supervivientes. El miedo, la estupefacción, millones de experiencias individuales enfrentando una masacre tan terrible, transformó la conciencia medieval. Se percibió a Dios en una experiencia directa, individual, mística, intransferible, que no entendía de clases sociales, como no había entendido la peste. Se “democratizó” la conexión divina, ya no era potestad exclusiva de esos ricos recaudadores de diezmo, tan mundanos como el resto, que poseían la exclusiva de la interpretación sobre lo divino, con todo el poder social que conllevaba, pero que con sus pecados, habían sido identificados como los causantes de ese terrible castigo de Dios. El poder religioso y su degeneración espiritual empezaron a ser cuestionados.

Este cambio de conciencia desembocará en la Reforma Protestante, y esta a su vez, creará las bases del pensamiento liberal, sistema de pensamiento para una clase que a finales del siglo XVIII, cuatro siglos después de la peste, se hará dueña del mundo, y convertirá su sistema de valores propios en criterio de actuación para toda la sociedad y el planeta entero en espacio de sus negocios. Vencerá a los reyes en la Revolución Francesa, a las Colonias monárquicas del primer Imperialismo en Norteamérica, creara el primer capitalismo con su revolución industrial. Y todas estas transformaciones serán producto del  sistema de pensamiento liberal. Con su éxito social irá evolucionando en sus creencias, y diseñará la sociedad de consumo en la que hemos nacido. Hace apenas 3 décadas ha alcanzado la cumbre de ese éxito ideológico, el Capitalismo Global Financiero, la Monarquía Absoluta Global de esa Burguesía que se independizó de la Iglesia de Roma a consecuencia  de la peste y llegó al poder cuando cortó la cabeza a los reyes de Francia.

Pandemias en la Historia

Esta confluencia de desastres naturales, virus, ejércitos y vías comerciales propagadoras, superpoblación, malas condiciones de vida e higiene y un modelo social en declive ya tuvieron lugar también en el Antiguo Imperio Romano, con sucesivas plagas que diezmaron las legiones y la población en general. Y en este caso también hay algunos estudiosos que identifican el inicio de la victoria cristiana sobre los sistemas de pensamiento politeístas después de la crisis de conciencia que debieron sufrir en la capital del Imperio de la Antigüedad,  tras una de estas plagas, especialmente feroz, que tuvo lugar hacia el 160 dC y que sacudió una Roma superpoblada, empobrecida y con una terrible crisis de valores. En esos años la Iglesia Cristiana abandonará la centralidad de Jerusalén para empezar a hacerse fuerte dentro del Imperio. Y poco más de un siglo después, entre corrientes migratorias bárbaras y cristianismo, armando ideológicamente al nuevo sujeto histórico europeo, será inaugurada la Edad Media en Europa.

No podemos tampoco olvidar la pandemia de gripe de 1918. Aún sin minusvalorar su importancia en los índices de mortandad, en este caso más que la cantidad de gente que murió, entre 40 y 100 millones de personas en un solo año, interesa recordar algún dato significativo. Por ejempo, el virus de esa gripe fue transmitido por las tropas militares de los estados en guerra. Y también, que si se conoce como gripe española no es porque el virus se mutara en la península o que su mortandad fuera especialmente virulenta en estos territorios, sino porque España era un estado “neutral” en el conflicto mundial y por tanto, NO SE CENSURÓ la información sobre el tema. Esto hizo que la prensa diera un reflejo por el que parecía que solo había gripe en España….

¿Corona Virus=Pandemia?

Ahora mismo se habla de un virus en China que actúa como la neumonía e informativamente se le trata como una epidemia. Pero este es un tema a analizar desde la lógica de la Sociedad Global, los Medios de Manipulación de masas e internet. Porque más bien se trata de un ejemplo de régimen de posverdad que busca confundir y despistar  a la sociedad conectada. A mi entender, la verdad es que quieren despistar la atención de cosas como los incendios de Australia, la Tormenta Gloria, enero de 2020, que ha supuesto un hito para el Mediterráneo del Cambio Climático, el calor en la Antártida…  ¿Y porque tanto enfásis en hacernos olvidar el Cambio Climático, su origen y consecuencias? Porque es el mejor indicador de que el sistema burgués liberal capitalista financiero ha llegado a su fin. Y con él sus sistemas de pensamiento y sus productos sociales, entre ellos, nosotr@s.  

Ahora, si nos centramos en el presente, podemos identificar sin mucho esfuerzo los paralelismos que existen, pero esta vez a escala global. El desastre natural se llama Cambio Climático y Contaminación. La propagación de virus ya no se realizaría únicamente por ejércitos y mercaderes, sino por millones de ciudadan@s viajando en avión por todo el planeta. Si ahora tuviera lugar una plaga de las características de las anteriores, 3.500.000 millones de personas podríamos morir en apenas 3 meses. Porque millones de personas, también en nuestros territorios, tienen ya pésimas condiciones de vida e higiene que ayudarían a esa propagación global. Pero además, nuestro modelo social, fosilista, en crisis sistémica, ya va a pauperizar todavía más las condiciones de vida de millones de nosotr@s. Y ese puede llegar a ser el mejor caldo de cultivo para una auténtica pandemia sobre la Aldea Global.

El sistema quiere sobrevivirse a sí mismo, pero solo tiene un camino para ello. Primero, diseñar un producto social fascista, como ya lo hizo en el siglo XX en Europa, encargado de generar un conflicto entre civiles más que un conflicto de clases contra el sistema. Segundo, acabar con la población de las clases populares que le sobran en su propia crisis sistémica, con ese conflicto. Tercero, acabar con ese fascismo de nuevo cuño y aparecer de nuevo, el sistema burgués capitalista, como el salvador de las clases populares. Pero nosotr@s, la gente de esas clases populares, no queremos este sistema. Tampoco queremos morir. Y por supuesto, los que sobrevivamos, tampoco queremos volver a otra versión de ese sistema clasista, neoliberal y jerárquico que nos hace creer que nacimos para trabajar y para estar unos encima de otros.

¿Y que tiene que ver esto con los incendios en Australia?

La quema como instrumento de gestión del bosque es una práctica común en Australia, pero no se trata de una ciencia exacta, y muchas veces se puede ir de las manos. Para ello colaboran factores como las condiciones metereológicas, el estado del combustible, y hechos fortuitos, como un rayo seco, por ejemplo.

El brutal incremento de los fuegos registrados en el continente en comparación con otros años, su mayor peligrosidad y mortalidad, tienen dos causas principales. Una, el Cambio Climático. Este fenómeno provocado por la acción humana influye creando temporadas de incendios más severos, porque produce sequía y temperaturas más altas. No es casualidad que este haya sido el año más seco y caluroso medido en el continente. Pero este cambio y estas condiciones más peligrosas están teniendo lugar en todo el planeta, con lo cual el peligro de incendios masivos y de temporadas con peligro de incendio más largas nos afecta a toda la Humanidad, y especialmente en algunas zonas, por patrones climáticos anteriores, como por ejemplo, la Península Ibérica.  El clima cambia desde siempre, pero el cambio climático ocasionado por la emisión de gases de efecto invernadero por la acción humana, está ocurriendo ahora y es la causa principal de esta tragedia. Porque además, nuestro cambio se superpone a un cambio natural climático que sube las temperaturas del planeta por su parte.

La segunda causa de los graves incendios en Australia tiene que ver con la inacción del gobierno del país. Las Comunidades, más conscientes de la situación de emergencia, han pedido ayuda al gobierno, que les ha ignorado, por no gastar dinero en la prevención y por no dar relevancia a un hecho incuestionable que el modelo social, y dentro de él, el sistema político, intenta ocultar: El Cambio Climático.

Si en el siglo XIV fueron las lluvias continuadas las que provocaron el hambre y las condiciones optimas para la propagación de la peste, hoy puede que el desastre natural que se extienda por todo el planeta sea el cambio climático, con sus sequías y tempestades. Como las que, y han sido cuatro, ha habido este 2019 y enero de 2020 en el Levante ibérico.

 Si en el siglo XIV la energía provenía mayoritariamente del trabajo humano, y el hambre y la peste redujo esa cantidad de trabajo de una manera tan drástica, hoy la energía que nos mueve proviene de los combustibles fósiles y en pocos años también se va a ver reducida de manera drástica. A pesar del régimen de posverdad al respecto, es un hecho comprobado por la ciencia de la física y la geología. Entre desastres naturales y la reducción de la energía, se va a generar una situación caótica que bien podría cobijar una pandemia de estas características.  La cual no sería más que otro de los problemas que guarda el Gran Colapso Global para tod@s nosotr@s.

Una pandemia de verdad

En el padrón de 2019 la población navarra ascendía a 653.846. Según el ejemplo de la peste, entre catástrofes naturales, falta de energía que provocaría hambre y las posibles enfermedades que se extenderían entre una superpoblación debilitada y sin recursos, es posible, y nadie puede asegurar que no, que nos quedáramos en 326.846 las supervivientes. En Iruña somos alrededor de 200000 personas. Nos quedaríamos en 100000. Eso significa que deberían desaparecer íntegramente los barrios de Azpilagaña, Buztintxuri, Casco Viejo, Ensanche, Ermitagaña, Etxabakoitz e Iturrama.

Quizás los avances médicos evitarían un desastre como el ocasionado por la peste, pero olvidamos que nuestros servicios médicos, como el resto de la sociedad, se basan en esos recursos fósiles que, tal y como demuestra la ciencia de la geología y la física, se están agotando. Y que si nadie se prepara para ello, y parece que no, nos podemos encontrar con un desabastecimiento médico. Lo único que seguro nos quedará, será el capital humano. Pero ellos también se podrían ver afectados por esa mortalidad, que nadie sabe si va a pasar, pero tampoco nadie asegura no vaya a ocurrir.

Nuestra salud está amenazada por la contaminación y la toxicidad, la falta de recursos, las superbacterias creadas por nuestro uso deplorable de los antibióticos. Quizás solo puedan salvarnos las abejas y su propóleo, pero con nuestras prácticas industriales las estamos matando.

Sin recursos fósiles no podemos calentarnos, y enfermaremos. Sin ellos, no podemos producir comida y por tanto alimentarnos adecuadamente. Y enfermaremos. La falta de previsión en la gestión de residuos y de prácticas industriales tóxicas puede dejar un medio envenenado sin un estado fuerte que pueda limpiarlo, y enfermaremos. Nadie habla de quien parara las centrales nucleares cuando envejezcan y no haya dinero para pararlas. Y si esto ocurre, nos matarán, o enfermaremos.

En los años de la peste existía un estado, el Navarro, con una monarquía como titular de la administración. Intento sostener lo que quedó de la sociedad tras los desastres, el hambre y la peste. Puso marcó a la deuda para que no se cayera en la usura y el campesinado pudiera recuperarse antes del desastre. Invirtió dinero para disminuir los daños de la falta de energía de trabajo y la consecuente contracción económica general. Persiguió a los bandoleros para mantener la paz social dentro de sus fronteras.

Ahora mismo la titularidad sobre nuestro territorio está en manos de una estructura  central llamada España absolutamente fosilista y que apenas reconoce la necesidad de trascender el modelo. Para esa estructura su interés rota en la capital de ese estado, Madrid. Madrid es una comunidad que absorbe recursos pero no los genera. Cuando ese estado se tambalee, su prioridad, como ahora, será alimentar esa estructura de poder que descansa en esa capital y sus gentes, la mayoría inocentes aunque alienados. Y será a costa de los recursos de las comunidades de las que hoy se alimenta esa capital. Los bancos son los verdaderos propietarios del estado, así qué es posible que nadie nos proteja de las deudas. Y si vemos la superpoblación de las grandes capitales como Madrid, Barcelona y Bilbao, que sufrirán el desabastecimiento de forma más aguda que otros territorios concéntricos, deberíamos ser capaces de pensar en un movimiento generalizado de refugiados internos que podría provocar, como en el siglo XIV, una conflictividad social que junto a la falta de recursos, los desastres naturales, la enfermedad, se conjugarán para darle forma a un colapso. Y entre todos los efectos combinados de ese colapso, podría darse otra catástrofe demográfica. Nadie puede demostrar que esto vaya a suceder, pero tampoco nadie puede asegurar que no vaya a hacerlo.

El cambio climático necesita democracia

En Australia la causa de los terribles incendios ha sido el cambio climático. Pero también la inacción gubernamental. Ambos factores son globales, y nos acechan a todas las comunidades humanas a lo largo del planeta. A esto habría que añadir la presión que ejerce el modelo social fosilista, desde sus poderes pero también desde nuestras formas de vida, y que colaboran con el momento histórico global de peligro en el que vivimos, sin ser conscientes de la verdad que este momento histórico encierra para la gente. Y no podemos olvidar que en el Siglo XIV había una economía de subsistencia más extendida que ahora, porque en estos momentos, la sociedad occidental es absolutamente dependiente del modelo fosilista centralista. Es posible que las cifras del colapso demográfico pudieran ser todavía más dramáticas que ese 50% de mortandad que provoco la peste negra y el resto de factores.

Deberíamos invertir en minimizar los efectos medioambientales del cambio climático, porque eso nos protege. Deberíamos acabar con la contaminación, porque eso nos protege. Deberíamos invertir en diversificar las fuentes de energía con las que movemos nuestra sociedad, porque eso nos protege, empezando por los sectores realmente estratégicos, el primero, la agricultura y la ganadería. Deberíamos localizar cerca de las comunidades y hacer soberano de multinacionales y gran banca ese  sistema agrícola-ganadero, porque eso nos protege. Deberíamos reducir el consumo, la movilidad, la producción, porque ese es el único futuro posible, la transición al decrecimiento material, si es que queremos sobrevivir, claro. Pero como en los tiempos de la peste, si algo va a hacer que la sociedad del futuro cambie, vendrá de un cambio de mentalidad de la clase social que mejor aproveche el momento histórico. Y esa clase solo podrá liderar el cambio civilizatorio siendo consciente de sus intereses, sobre todo siendo consciente de las interrelaciones, entre humanos y con el medio, por las que sobrevivimos en el Planeta. Solo salvarán la situación todas esas personas a lo largo del mundo que dependemos de nuestra capacidad de trabajo para sobrevivir y que nos preocupamos por nuestra gente y por toda la Tierra, porque a ella pertenecemos.

Vivimos un mundo diseñado por el luteranismo, el liberalismo, el materialismo que encumbró a la ciencia, en vez de a Dios, como centro de nuestro universo humano. Esos sistemas de creencias, unidos a la capacidad tecnológica y los recursos baratos extraídos de la tierra nos han construido como personas individualistas, sin posibilidades de sobrevivir sin el sistema, han degenerado en esos sistemas económicos hiperatrofiados y tóxicos, esos sistemas políticos que no responden ya a los intereses de la gente, y han provocado el cambio climático. Si queremos sobrevivir al sistema que morirá con el fin de los combustibles fósiles y del que dependemos tantos millones de personas, deberemos cambiar los modos de vida, pero sobre todo, deberemos transformar nuestra manera de ver la vida. En la Edad Media y el Imperio Romano necesitaron una peste para evolucionar de conciencia. Ojalá lo recordemos, y aprendamos del momento histórico.

2 opiniones en “IMPERIOS, PANDEMIAS, NAVARRA Y LOS INCENDIOS EN AUSTRALIA”

  1. Pues eso, si alguien piensa que las energías renovables pueden mantener este cachondeo social del que somos parte, las llevamos claras. Prepárense que viene curva, nos guste o no nos guste.

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